miércoles

La Noche



La luz titilante
se cuela
entre los nichos
de la ventana
de una puerta
del alma…

La luz
dilata nuestras pupilas
dentro de la obscuridad

 cuando se ven sorprendidas
 por el destello
 de un lejano recuerdo
 o
un presagio
esperado.

Hasta la más
obscura
de las noches

Brilla


-Camila A.

Vidas pasadas

Camila Apaez Rubio
Sogem
Julio 2013
Vidas pasadas

Vida Uno: Flotantemente agua


Surgí de los pulmones de un infante candoroso; fértil a este mundo lleno de viento semilla y sol.

De sus labios ingenuos salieron aire y alma, y surgí divisa como mitosis de su ser. 

Redonda, flotante... la mezcla perfecta de elementos ligeros y acuosos para formar la alquimia de una frágil burbuja.

Yo volátil, yo ligera, yo etérea.

El karma suficiente y necesario para habitar en el aire como aire encapsulado: presente y observante, capaz de ver los rostros y el viento desde una liquida lupa, seguidora de las corrientes del viento.

Llegue transparentemente aislada, suave y leve.

Fuerte por esa natural fragilidad que me hizo intocable.

Me fascinaba ver a los niños viéndome con sus ojos bien grandotes, aún más grandes y abiertotes desde mi interior magnificante.  

De vez en cuando la mirada de algún adulto soñador, o hasta el vuelo bajo de algún ave...


De pronto el silencio.

A mi sorpresa no era la única etérea frágil flotante. En el aire veía un destello cristalino, tornasol; un pequeño bodoque atolondrado se entretenía con las mismas sustancias de mi ser: frasco en mano, pulmones vivos, boca ligeramente abierta:

¡FLUSHHH!

Un soplido. 



Le vi volando, a lo lejos, cada vez más parecida a mí, más cercana y redonda.

Sabía que era mi fin.

Quise escabullirme entre los pasillos del viento, a la vuelta de la esquina de una nube gorda... pero no podía, no podía controlar mi dirección. El viento me llevaba y no sabía flotar contra corriente.

Sentí como poco a poco me desvanecía.

Mi pequeña esfera se fundía y se mezclaba con el aire de alguien más... con el aliento encapsulado de un extraño. 

Presentí un aturdente SPLASH! 

y el azotón de mi cuerpo al desintegrarse contra el suelo.

El agonizante calor del asfalto comenzó a envolverme... y las pocas gotas restantes de mi ser se evaporaron con el sol...


Vida Dos: El vuelo del viento

Llegué un poco más sabia, un poco más atenta, un poco más tangible.

Llegué como un ave, larga y migratoria.

No sé qué habré hecho en mi corta vida burbuja para arribar con plumas, mas no me quejo, que con alas vengo.

Sigo viviendo la vida desde el tercer piso, desde lo alto de las nubes gordas y los naranjas del atardecer. 

De vez en cuando desciendo a escuchar el parloteo de los humanos; los escucho cacarear en supuesta sintonía, los veo transportarse en esas inferioridades que osan llamar piernas: tan sujetas al suelo y a la maldita gravedad.

Me pregunto a que le llaman libertad. ¿Cuando se encierran en un armatoste acondicionado, con turbinas voladoras? Ni siquiera las nubes pueden tocar.

Yo he probado el sabor de la neblina. Se a que sabe una nube gris o una nube que apenas pinta el cielo. Me sé el sabor de la lluvia antes de que toque el suelo y las gotas cristalinas al bajar.

…Pero no hay libertad ni alma que venga con calma y entre cielo  raso y suelos bajos, viene la nostalgia: Mi nido no permanece por más de una temporada, y aunque tenga compañías, siempre estoy a lejanías. 

Solo llamo casa al viento, pues lo demás resulta ligero, incierto. 

Volador


Vida Tres: Perpetua piel

Recuerdo que admiraba el cielo con la atención de un ave volando cautelosamente libre entre la noche. 

Sentía una capa extraña sobre mí... como si me hubiesen derramado caucho suavemente, y solo tuviese pequeñísimas pecas de respiro... orificios diminutos por los que podía probar el aire.

El tiempo... algo que nunca había sentido.

Poco a poco se ha estirado mi piel. Me he ido acostumbrando al color café rosado de mi carne, al tono tintado de mis labios... esos labios... se han vuelto el único vuelo que ha llegado a transportarme hacia algo remotamente parecido al cielo, entre mis sueños y desvelos.

Lentamente aprendí a pararme sobre mis pies, a alzar los brazos con candor. 

He aprendido a mirar; a observar los gestos de las personas al andar; si agua nubla sus ojos o se escabulle por sus esquinas, puedo acercarme y abrazarle, o siquiera preguntar qué anda mal. Si alguien me extiende la mano, debo concentrarme en no apretar muy fuerte, en no apretar muy suave... no quiero parecer retante ni incierta. La presión precisa para afirmar mi voz y mi existencia. 

También he llegado a saber que si miro a un hombre, por más de diez segundos, insinúo algo. Y si no tengo intensiones de insinuar, pues mejor sólo lo veo por cinco. Pero es que a mí siempre me ha gustado verles por más. Claro, desde una lente ingenua como yo, porque me gusta imaginarme historias en sus ojos, y en la grieta de sus iris puedo verle sus mentiras y verdades, sus miedos... y eso siempre me entretiene mientras mi mamá paga en el súper o el café,  y yo, aparentemente insinuando algo. 

Ahora, con los años, noto que tengo que acomodar todo en líneas. Siento un leve des confort si mis lápices no están ordenados, o mis libros no decrecen de mayor a menor tamaño 
Además, siempre quiero gritar cuando alguien me abraza muy fuerte. Quizás se acercan demasiado. De por sí mi piel es suficiente barrera contra el viento... y de repente se multiplica por dos o por cuatro si el abrazador es gordo. 

Si... quizás soy levemente autista. Nada mal para mi primera vida como humano.

Viniendo de los cielos, mi habilidad social no sería la más ágil ni la más cálida... Aunque siempre me ha gustado no poder nombrar mis sentimientos, o en todo caso, los de los demás; Sentir el otoño dentro de mí cuando mamá cierra la puerta para irse a trabajar... o sentir la mirada o el respiro de Raúl en mis entrañas cada vez que me dice “te quiero”. 

Todo es más real. Para que quiero nombres cuando tengo sensaciones: 

Enojo: 

“Sentimiento que una persona experimenta cuando se siente contrariada o perjudicada por otra o por una cosa, como ante una falta de respeto, una desobediencia o un error. Enfado”

Tristeza: 

“La tristeza es una de las emociones básicas (no natales) del ser humano, junto con el miedo, la ira, el asco, la alegría y la sorpresa. Estado afectivo provocado por un decaimiento de la moral. Es la expresión del dolor afectivo mediante el llanto, el rostro abatido, la falta de apetito, etc.”

¿Quién se dio la ardua labor de definir estas sensaciones tan abstractas? Disculpe raza humana pero yo prefiero el fuego instintivo en mi pancita o el helado soplido en mi pecho...

Y bueno, todo es tan bello desde adentro, desde dentro de mis ojos. El amarillo intenso de las flores… es vivir. La manera en que mis poros se erizan con el murmullo de la noche… es vivir. Ver otros ojos abrirse por primera vez a la mañana… es vivir.

Pero ahora algo ha cambiado. Sé que me queda poco, y me voy como llegué: con las manos vacías y el alma flotante. Pero eso sí, un poco más presente, un poco más tangible… sobre todo un poco más humana.

Disfruté de este reloj de arena lleno de cielos lejanos y pieles, que aunque ajenas, bellas a distancia. Tuve que aprender a leerlas, con cautela y precisión. Y también, aprender a no aprehenderme, porque este mundo puede ser un lugar que te agarra con sus manos y no te suelta cuando te tienes que ir... sin saber que regresarás


Vida Cuatro: Hola mucho gusto, me llamo Camila
           
Hoy desperté con las manos llenas de olvidos y memorias.

Algo me dice que he estado aquí antes… reconozco este sabor en mi boca, esta sensación húmeda de ayeres silenciosos…

Esta piel... esta dulce barrera color piel…

Aún siento trazos de viento… trazos de agua. Trazos de silencio, cielo y burbujas. Pedazos de distancias y pieles ajenas...

Quizás esta vez sí busco nombres; en esta vida, tratar de  llamar “amor” a eso que siento todas las mañanas me es inevitable. Querer decir “me duele” cuando alguien dice adiós,  es parte de mi naturaleza. 

…Pero algo es distinto…

Esta vez…esta vez es sin duda, la más loca, la más viva, más danzante…la más dura y bella de mis vidas